Un equipo internacional de astrónomos reveló la naturaleza de cientos de fuentes emisoras de rayos gamma y descubrió que la mayoría de ellas pertenecen a la clase de galaxias activas conocidas como blazares.
Uno de los enigmas más intrigantes y aún sin resolver en la astronomía de rayos gamma es la búsqueda de contrapartes de baja energía de fuentes de rayos gamma no identificadas. Las fuentes no identificadas constituyen aproximadamente 1/3 de todos los objetos celestes detectados por el satélite Fermi hasta la fecha, el telescopio espacial de rayos gamma más reciente y con capacidades sin precedentes para observar el cielo de alta energía.
Dado que la mayor parte de fuentes de rayos gamma conocidas son blazares, los astrónomos creen que también pueden clasificar la mayoría de las fuentes de rayos gamma no identificadas como blazares. Así, varios astrofísicos de todo el mundo desarrollaron recientemente varios métodos para buscar candidatos a blazares, utilizando observaciones en diferentes frecuencias y procedimientos estadísticos. Sin embargo, para comprender completamente su naturaleza es necesario observar el espectro de los candidatos a blazares en frecuencias visibles, las mismas accesibles por los ojos humanos.
Los blazares son galaxias extremadamente raras, impulsadas por agujeros negros. Albergan un agujero negro supermasivo en sus regiones centrales que barrió la materia a casi la velocidad de la luz en forma de un poderoso jet que apunta hacia la Tierra, vea la Figura 1 para una vista artística de un jet de galaxias activo representado en el Observatorio Europeo Austral (ESO). Las partículas aceleradas en estos chorros pueden emitir luz hasta los rayos gamma más energéticos, siendo así visibles por los instrumentos a bordo del satélite Fermi.